El amor no juzga. La ley de los hombres no está diseñada para perdonar, sino para juzgar, absolver o condenar, y penalizar si hay condena. Y eso está bien, porque esa es la única manera en que se puede mantener el orden de la sociedad. Sin embargo, la ley de Dios es diferente. Una vez le llevaron a Jesús una mujer sorprendida en el acto de adulterio y como la ley de Moisés mandaba a apedrearla, le preguntaron a Jesús: ¿tú qué dices? Y Él les dijo: ¡Muy bien, pero el que nunca haya pecado que tire la primera piedra! Los acusadores se retiraron todos y Jesús le dijo a la mujer: ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ni uno de ellos te condenó? Ni uno Señor, dijo ella. Yo tampoco, le dijo Jesús. Vete y no peques más. Solo Dios puede ver lo que sucede dentro de nuestro corazón y Él nos perdona cuando nos arrepentimos. Es importante comprender que Para Dios arrepentimiento no significa remordimiento, ni admisión de culpa. Arrepentimiento significa decidir no hacerlo nunca más y esa es una decisión de corazón. Esto es así, porque Jesús fue condenado en lugar de nosotros y pagó la pena máxima, para que nosotros pudiéramos ser perdonados con sólo arrepentirnos. Asi de grande es el amor de Dios por nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario