Hace poco vi una película basada en un caso de la vida real, en la que habían encargado a un grupo de rescate, la misión de hallar y salvar a unas personas que estaban atrapadas y en peligro de muerte. La misión era muy peligrosa y las vidas del grupo de rescate enfrentarían un riesgo muy alto. Lo que llamó mi atención y tocó mi corazón, fue la disposición de las personas que formaban el grupo de rescate, de asumir el reto de arriesgar sus propias vidas, para salvar a unas personas que ni siquiera conocían. Eso es realmente digno de admirar. Jesucristo también le encargó a todos aquellos que lo seguimos, la misión de hallar y rescatar, a todas las personas que están atrapadas en los malos caminos del mundo y en peligro de muerte espiritual. Esa misión enfrenta riesgos espirituales y en el caso de algunos países, podría también incluir riesgos físicos de prisión, tortura y hasta muerte. La pregunta que me queda es, si nuestra disposición para asumir el reto de esta misión, será tan determinada y positiva, como la de aquellos rescatistas. Debemos decidir sin demora, porque la vida eterna de muchos, depende de esa misión.
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