Debora no entendía por qué era tan difícil para ella relacionarse con otras personas, inclusive a nivel sentimental. Durante años ella pensaba que las personas eran difíciles de tratar y que eran mezquinas y egoístas. Debora se justificaba diciendo que era mejor andar sola que mal acompañada. Un dia cansada de la soledad, decidió buscar la compañía de Dios y esa hermosa experiencia la ayudó a comprender que el problema no eran los demas sino ella misma. Debora tenía un corazón que había sido herido por el rechazo y el abandono desde que era muy pequeña. Esas heridas no habían sanado y eso le impedía tener buenas relaciones con otras personas. Ella trato de buscar alivio para su dolor, en otras personas y eso no era posible. Solo cuando buscó a Dios, comprendió que necesitaba perdonar a quienes la habían herido y hacer de Dios el centro de su vida. A partir de ese momento comenzo a sanar y logró reconectarse con su familia, tener amigos y hasta se casó y fue muy feliz. Sólo Dios puede darle sanidad y equilibrio a tu corazón y a tu vida.
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