Si sigues a Jesús, recibirán enseñanzas y sanidad. Pero si crees sus promesas y lo obedeces, verás milagros que logran lo que parece imposible. Esto lo aprendemos en un pasaje en el que Jesús se había retirado sin llamar la atención hacia la ciudad de Betsaida, pero las multitudes descubrieron adónde iba y lo siguieron. Entonces, Jesús los recibió y les enseñó acerca del reino de Dios y sanó a los que estaban enfermos. Eso sucedió en un lugar alejado donde no había nada para comer y Jesús decidió alimentarlos, a pesar de que eran alrededor de 5,000 hombres sin contar mujeres y niños y sólo tenían 5 panes y 2 pescados. Jesús los mandó a sentar y aunque tenían hambre y las posibilidades de alimentación eran prácticamente nulas, todos obedecieron y se sentaron y esperaron, porque creyeron en Jesús. El resultado fue que todos comieron cuanto quisieron, y después los discípulos juntaron doce canastas con lo que sobró. Este pasaje lo podemos leer en Lucas 9:10-17. Si sigue a Jesús te irá bien, pero los milagros suceden cuando crées en Él y lo obedeces.
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