Hoy leí Mateo 12:22-37, donde Jesús nos enseña que quién trabaja en unión con el Espíritu de Dios, produce buen fruto y quien con sus palabras o acciones ataque esa obra del Espíritu de Dios, no tendrá perdón. La primera pregunta es: ¿Cómo reconocer claramente la obra del Espíritu de Dios? En este punto el Apóstol Pablo nos ayuda con su carta a los Gálatas, capítulo 5, donde nos dice que el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Dice Pablo que no hay ley que condene estas cosas y nosotros sabemos que ese fruto siempre produce, fe, esperanza y unión. Cuando veamos una obra con este fruto, reconozcamos que es obra del Espíritu de Dios y aceptémosla. Ahora, la segunda pregunta es: ¿Por qué alguien atacaría la obra del Espíritu de Dios? Lamentablemente, a veces pasa por miedo a lo que no conocemos, miedo a lo que es diferente, miedo a los cambios, apego a tradiciones y reglas y hasta por vanidad, codicia y envidia. Eso fue lo que le sucedió a Jesús en este pasaje cuando sanó al que era ciego y mudo y los fariseos dijeron que no era obra de Dios sino del demonio. Aprendamos esta lección y no permitamos que nuestros paradigmas humanos nos impidan reconocer las obras del Espíritu de Dios y mucho menos atacarla con nuestras palabras o acciones. Pidamos a nuestro Padre celestial que nos llene con Su Espíritu Santo para que todos estemos en la misma sintonía y unidos por un mismo sentir, apoyando Su Obra con la amplitud de entendimiento que sólo es Espíritu de Dios nos puede dar. Dios los bendiga siempre.
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