Cuando vivía con mis padres teníamos la costumbre de darle una limpieza profunda a nuestra casa, un sábado al mes. Cada uno de nosotros tenía una responsabilidad específica en esos días de limpieza y siempre nos sorprendía la cantidad de suciedad que sacábamos y nos preguntábamos, que pasaría si limpiáramos con menos frecuencia. Si esto sucede en nuestra casa física externa ¿cómo será en nuestra casa interna espiritual? ¿Hace cuánto que no limpias tu corazon? Jesucristo nos dice que es más importante limpiar nuestro interior que nuestro exterior, porque ¿de qué sirve que lo de afuera esté limpio, si por dentro estamos llenos de inmundicia y corrupción? Recuerda que tu no eres un cuerpo que tiene alma, sino que eres un alma que tiene cuerpo. Tu verdadero ser está dentro y es espiritual. Permite que Jesucristo entre en tu corazón y que su presencia dentro de ti, saque todo aquello que no es limpio y que te contamina internamente, para que estés realmente limpio y libre.
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