Nuestra cultura de soluciones instantáneas, salidas fáciles y resultados con el mínimo esfuerzo, han afectado nuestra relación con Dios, porque siempre estamos pidiendo a Dios que arregle todo, mágicamente, instantáneamente, ya, ahora y sin nosotros cambiar o sacrificar nada.
No debemos hacer peticiones a Dios de esa manera, no es correcto que nos relacionemos con nuestro Padre así. El, como buen Padre quiere darnos todo lo que necesitemos, pero también está interesado en nuestra formación y en que no perdamos nuestro camino de regreso a su casa.
Muchas veces nos enseña a trabajar con lo que tenemos, aunque él puede darnos una solución instantánea. No siempre hace multiplicación de los bienes porque Él sabe que nunca quedamos satisfechos y por ende, nunca sería suficiente y corremos el riesgo de caer en la avaricia que Él detesta.
Dios espera que seamos humildes y como niños muy pequeños delante de Él, aceptando Su voluntad, con lo Él decide darnos cada día, en su perfecta sabiduría. Muchas veces nos parece que Dios no nos escucha, porque pedimos, queriendo siempre salir ganando, siendo egoístas y deseando todo para nosotros. Nuestro Padre tiene que enseñarnos que ese no es el camino. Dios nos enseña que mejor es dar que recibir, por amor al prójimo.
Serás feliz el día que aprendas a relacionarte con Dios como un niño. Aprende a ser muy pequeño delante de Dios y obedecerlo como tu Padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario