Todo lo bueno que se ha hecho en el mundo se ha hecho con esperanza. La esperanza es el mecanismo que mantiene al ser humano tenazmente vivo, soñando, planeando y construyendo. Si piensas que la esperanza es el opuesto a la realidad, estás equivocado. Esperanza es lo opuesto a escepticismo.
Hay personas que han conseguido sobrevivir a circunstancias imposibles y se las han arreglado para construir algo cuando no disponían de muchos elementos para hacerlo. La actitud positiva y los pensamientos sobre un buen futuro, basados en la esperanza, son el motor que mueve el mundo hacia delante.
Tener esperanza es tan natural como que germinen las semillas y salga el sol. Se podría decir que la esperanza ha dejado su firma en la tierra, el cielo, el mar y todo ser viviente. Pero aun siendo tan natural y tan vital, podemos perderla.
A veces es difícil creer en el futuro. En esos casos, concéntrate en el presente. No hables con los pesimistas: Ellos prefieren vivir en la neblina del escepticismo antes que correr el riesgo de llevarse una desilusión. La esperanza no es falsa; es la verdad misma aunque no sea aparente. Cuando no encuentras salida, actúa y evita estar paralizado por el escepticismo.
El escepticismo es la oscuridad que cubre el mundo. La esperanza es la luz de Dios y siempre es cierta, aunque no sea aparente.
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