A veces la vida de los hijos del Señor es una verdadera lucha. Una gran contienda entre obedecer a nuestro Padre celestial y las tentaciones del diablo para que desobedezcamos a nuestro Padre. Lo primero que necesitamos comprender es que el diablo no puede hacernos ningún daño. Como hijos del Señor, estamos fuera de su alcance. Pero si puede tratar de confundirnos con sus mentiras, para lograr su meta de que caigamos en desobediencia.
Jesús nos enseñó a resistir las tentaciones del diablo con la Palabra de Dios. La Biblia es el estandarte de Dios. O sea, es la bandera que podemos agitar delante de nuestro enemigo, haciéndolo huir. ¡Él no soporta la Palabra del Señor!
Cuando el diablo nos tienta y nos pone a prueba, ¿qué es lo primero que debemos hacer? Pedirle a nuestro Padre celestial una respuesta que figure en las Escrituras, ¡eso fue lo que hizo Jesús! Cuando el diablo lo tentó y le mintió, Jesús se limitó a citarle las Escrituras. Claro que el diablo también le citó Escrituras a Jesús, pero deformándolas y sacándolas de contexto. Así que el Señor le disparó Escrituras de vuelta, aplicándolas debidamente: ¡Escrito está! Y el diablo huyó ¡No pudo enfrentarse a la Palabra!
La mejor manera de detener un ataque es contraatacar. La mejor defensa es la ofensiva. ¡Libra una guerra agresiva contra el Enemigo! Sumérgete constantemente en oración, en la Palabra. Memoriza las promesas de Señor. La Palabra de nuestro Padre, que es el Señor de señores y Rey de reyes, pone a nuestro enemigo fuera de combate. ¡Sepulta sus mentiras bajo un alud de la Verdad!
Mateo 4:1-11
Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto, para que el diablo lo pusiera a prueba. Estuvo cuarenta días y cuarenta noches sin comer, y después sintió hambre. El diablo se acercó entonces a Jesús para ponerlo a prueba, y le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes. Pero Jesús le contestó: La Escritura dice: No solo de pan vivirá el hombre, sino también de toda palabra que salga de los labios de Dios. Luego el diablo lo llevó a la santa ciudad de Jerusalén, lo subió a la parte más alta del templo y le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque la Escritura dice: Dios mandará que sus ángeles te cuiden. Te levantarán con sus manos, para que no tropieces con piedra alguna. Jesús le contestó: También dice la Escritura: No pongas a prueba al Señor tu Dios. Finalmente el diablo lo llevó a un cerro muy alto, y mostrándole todos los países del mundo y la grandeza de ellos, le dijo: Yo te daré todo esto, si te arrodillas y me adoras. Jesús le contestó: Vete, Satanás, porque la Escritura dice: Adora al Señor tu Dios, y sírvele solo a él. Entonces el diablo se apartó de Jesús, y unos ángeles acudieron a servirle.
Lucas 4:1-13
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del río Jordán, y el Espíritu lo llevó al desierto. Allí estuvo cuarenta días, y el diablo lo puso a prueba. No comió nada durante esos días, así que después sintió hambre. El diablo entonces le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan. Jesús le contestó: La Escritura dice: No solo de pan vivirá el hombre. Luego el diablo lo levantó y, mostrándole en un momento todos los países del mundo, le dijo: Yo te daré todo este poder y la grandeza de estos países. Porque yo lo he recibido, y se lo daré al que quiera dárselo. Si te arrodillas y me adoras, todo será tuyo. Jesús le contestó: La Escritura dice: Adora al Señor tu Dios, y sírvele solo a él. Después el diablo lo llevó a la ciudad de Jerusalén, lo subió a la parte más alta del templo y le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo desde aquí; porque la Escritura dice: Dios mandará que sus ángeles te cuiden y te protejan. Te levantarán con sus manos, para que no tropieces con piedra alguna. Jesús le contestó: También dice la Escritura: No pongas a prueba al Señor tu Dios. Cuando ya el diablo no encontró otra forma de poner a prueba a Jesús, se alejó de él por algún tiempo.
Santiago 4:7
Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo, y este huirá de ustedes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario