Juan 11:38-44
Jesús, otra vez muy conmovido, se acercó a la tumba. Era una cueva, cuya entrada estaba tapada con una piedra. Jesús dijo: Quiten la piedra. Marta, la hermana del muerto, le dijo: Señor, ya huele mal, porque hace cuatro días que murió. Jesús le contestó: ¿No te dije que, si crees, verás la gloria de Dios? Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por el bien de esta gente que está aquí, para que crean que tú me has enviado. Después de decir esto, gritó: ¡Lázaro, sal de ahí! Y el que había estado muerto salió, con las manos y los pies atados con vendas y la cara envuelta en un lienzo. Jesús les dijo: Desátenlo y déjenlo ir.
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