miércoles, 23 de febrero de 2011

Evangelio Diario: Febrero 23

Mateo 17:1-13
 
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de Santiago, y se fue aparte con ellos a un cerro muy alto. Allí, delante de ellos, cambió la apariencia de Jesús. Su cara brillaba como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. En esto vieron a Moisés y a Elías conversando con Jesús. Pedro le dijo a Jesús: Señor, ¡qué bien que estemos aquí! Si quieres, haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
 
Mientras Pedro estaba hablando, una nube luminosa se posó sobre ellos, y de la nube salió una voz, que dijo: Este es mi Hijo amado, a quien he elegido: escúchenlo. Al oír esto, los discípulos se postraron con la cara en tierra, llenos de miedo. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: Levántense; no tengan miedo. Y cuando miraron, ya no vieron a nadie, sino a Jesús solo. Mientras bajaban del cerro, Jesús les ordenó: No cuenten a nadie esta visión, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado.
 
Los discípulos preguntaron entonces a Jesús: ¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías ha de venir primero? Y Jesús contestó: Es cierto que Elías viene primero, y que él lo arreglará todo. Pero yo les digo que Elías ya vino, y que ellos no lo reconocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a sufrir a manos de ellos. Entonces los discípulos se dieron cuenta de que Jesús les estaba hablando de Juan el Bautista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario