A propósito del día del amor y la amistad. Con frecuencia nos preguntamos si tenemos amigos y generalmente conseguimos muchas fallas en los que nos rodean y nos lamentamos de que tenemos muchos conocidos pero muy pocos amigos o ninguno. Sin embargo, es muy conveniente dejar de mirar alrededor y mirarnos en nuestro propio espejo: ¿Soy yo buen amigo de alguien? Dale la vuelta a la mesa y trata de verte como te ven "tus amigos" y pregúntate si alguno de ellos te considera un buen amigo.
Antes de quejarnos de nuestros amigos, evaluémonos a nosotros mismos. Recuerda que Jesús nos enseñó: ¿Por qué te pones a mirar la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no te fijas en el tronco que tú tienes en el tuyo? Y si tú tienes un tronco en tu propio ojo, ¿cómo puedes decirle a tu hermano: Déjame sacarte la astilla que tienes en el ojo? ¡Hipócrita!, saca primero el tronco de tu propio ojo, y así podrás ver bien para sacar la astilla que tiene tu hermano en el suyo.
Veamos:
- ¿Les permites a tus amigos ser como ellos son sin juzgarlos?
- ¿Amas a tus amigos a pesar de conocer muy bien sus defectos?
- ¿Al ver sus defectos se los haces ver con amor?
- ¿Te interesas en los problemas de tus amigos hasta el punto de que te duelan?
- ¿Les dejas pensar en voz alta contigo?
Celebrar el día de la amistad no tiene ningún sentido a menos que realmente ofrezcamos la verdadera amistad.
Juan 15:13
El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos.
Juan 15:15
Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho.
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