Mateo 8:14-22
Jesús fue a casa de Pedro, donde encontró a la suegra de este en cama y con fiebre. Jesús tocó entonces la mano de ella, y la fiebre se le quitó, así que ella se levantó y comenzó a atenderlo.
Al anochecer llevaron a Jesús muchas personas endemoniadas; y con una orden expulsó a los espíritus malos, y también sanó a todos los enfermos. Esto sucedió para que se cumpliera lo que anunció el profeta Isaías, cuando dijo: Él tomó nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades.
Jesús, al verse rodeado por la multitud, dio orden de pasar al otro lado del lago. Entonces se le acercó un maestro de la ley, y le dijo: Maestro, deseo seguirte a dondequiera que vayas. Jesús le contestó: Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. Otro, que era uno de sus discípulos, le dijo: Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre. Jesús le contestó: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
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