¿Te has preguntado alguna vez para qué sirve un hijo? Un hijo sirve para: Aprender a reír y a dar amor desinteresado. Dar y recibir inagotables besos y abrazos. Descubrir la naturaleza a través de ojos de un niño. Divertirte sin límites. Jugar con tierra, piedras y cometas. Maravillarte con los peces y las aves. Disfrutar un zoológico. Adivinar las formas de las nubes. Hacer y comer galletas calientes. Sostener una mano que necesita ayuda. Hacer burbujas y castillos en la arena. Jugar con agua y mojarte. Reírte de ti mismo. Ver la luz en sus ojos cuando aprenden algo. Enseñarlos a montar bicicleta y a nadar. Disfrutar navidades especiales. Leer cuentos, ver dibujos animados y películas infantiles. Pegar dibujos con los imanes del refrigerador. Coleccionar tareas escolares. Recibir tarjetas de felicitación hechas por niños. Ser un héroe. Sacar astillas de los dedos. Llenar piscinas inflables. Cargarlos a caballito. Dormirlos en los brazos. Ser entrenador deportivo. Tener una excusa para comer helados y dulces. Despertar con ellos saltando en tu cama. Ser testigo del primer paso, la primera palabra, el primer diente que sale y el que se cae. La primera oración. Proyectarte en el futuro a través de tu descendencia. Tomar clases prácticas de psicología, nutrición, justicia, enfermería, comunicaciones, como sanar un llanto, como espantar monstruos, remendar cosas y organizar una fiesta. Amar, amar, amar más y seguir amando. Disfrutar la vida al máximo. Asumir la responsabilidad que Dios nos delega para formarlos y ver las señales de la existencia de Dios a través de ellos, cada día, todos los días.
¿Cómo puede alguien sentarse a calcular el costo de tener un niño? ¿Cómo puede alguien tomar la decisión de no permitirles nacer? ¿Qué ha hecho tan ciego al mundo?
Mateo 7:9-11
¿Acaso alguno de ustedes sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O de darle una culebra cuando le pide un pescado? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a quienes se las pidan!
Mateo 10:29-30
¿No se venden dos pajarillos por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin que el Padre de ustedes lo permita. En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los tiene contados uno por uno.
Mateo 18:1-5
En aquella misma ocasión los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? Jesús llamó entonces a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: Les aseguro que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos. El más importante en el reino de los cielos es el que se humilla y se vuelve como este niño. Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí.
Mateo 19:14
Entonces Jesús dijo: Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos.
Lucas 11:11-13
¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
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Mateo 10:8b
Ustedes recibieron gratis este poder; no cobren tampoco por emplearlo.
1 Pedro 4:10
Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
2 Juan 1:8
Tengan ustedes cuidado, para no perder el resultado de nuestro trabajo, sino recibir su recompensa completa.
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