jueves, 3 de junio de 2010

¿Y Cómo La Trato?

¿Y Cómo La Trato?
 
Tienen redondeces y suaves curvas, son tiernas y esbeltas, se mueven con elegancia, su fragancia es embriagante, su mirada derrite el hielo, son alegres pero pueden llorar, son inconstantes pero fieles, tímidas y vanidosas, son suaves y a la vez duras, son dulces pero pueden ser crueles, pueden ser ardientes como el fuego o frías como la nieve, quieren toda nuestra atención, charlan incesantemente, lloran sin motivo, cantan y juegan para nosotros, nos acarician, su risa es como música, son hermosas y suaves al tacto, nos cuidan, nos regalan ternura, dulzura, comprensión y amor sin condiciones.
 
Así son las mujeres. Sin ellas nos sentimos solos y comprendemos que no podemos vivir sin ellas.
 
Por lo tanto debemos valorar sus cualidades, cuidarlas, protegerlas y respetarlas, pero sobre todo debemos amarlas mucho. Debemos darles todo el amor que podamos, recordando que fueron creadas para nosotros.
 
De no hacerlo, corremos el riesgo de quedarnos sin ellas.
 
Génesis 2:18-25
Luego, Dios el Señor dijo: No es bueno que el hombre esté solo. Le voy a hacer alguien que sea una ayuda adecuada para él. Y Dios el Señor formó de la tierra todos los animales y todas las aves, y se los llevó al hombre para que les pusiera nombre. El hombre les puso nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves y a todos los animales salvajes, y ese nombre se les quedó. Sin embargo, ninguno de ellos resultó ser la ayuda adecuada para él. Entonces Dios el Señor hizo caer al hombre en un sueño profundo y, mientras dormía, le sacó una de las costillas y le cerró otra vez la carne. De esa costilla Dios el Señor hizo una mujer, y se la presentó al hombre, el cual, al verla, dijo: ¡Esta sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos! Se va a llamar “mujer”, porque Dios la sacó del hombre. Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos llegan a ser como una sola persona.Tanto el hombre como su mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza de estar así.
 
Mateo 19:5
Y dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola persona.
 
1 Corintios 7:3-4
Y tanto el esposo como la esposa deben cumplir con los deberes propios del matrimonio. Ni la esposa es dueña de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposo, ni el esposo es dueño de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposa.
 
1 Corintios 11:3
Pero quiero que entiendan que Cristo es cabeza de cada hombre, y que el esposo es cabeza de su esposa, así como Dios es cabeza de Cristo.
 
Efesios 5:21-33
Estén sujetos los unos a los otros, por reverencia a Cristo. Las esposas deben estar sujetas a sus esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de la esposa, como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo; y él es también su Salvador. Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las esposas deben estar en todo sujetas a sus esposos. Esposos, amen a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella. Esto lo hizo para santificarla, purificándola con el baño del agua acompañado de la palabrapara presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santa y perfecta. De la misma manera deben los esposos amar a sus esposas como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa, se ama a sí mismo. Porque nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida, como Cristo hace con la iglesia, porque ella es su cuerpo. Y nosotros somos miembros de ese cuerpo. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola persona. Aquí se muestra cuán grande es el designio secreto de Dios. Y yo lo refiero a Cristo y a la iglesia. En todo caso, que cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete al esposo.
 
Colosenses 3:18-19
Esposas, sométanse a sus esposos, pues este es su deber como creyentes en el Señor. Esposos, amen a sus esposas y no las traten con aspereza.
 
1 Pedro 3:7
En cuanto a ustedes, los esposos, sean comprensivos con sus esposas.Denles el honor que les corresponde, teniendo en cuenta que ellas son más delicadas y están llamadas a compartir con ustedes la vida que Dios les dará como herencia. Háganlo así para no poner estorbo a sus propias oraciones.
 
 
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
 
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