miércoles, 14 de abril de 2010

¿A Qué Olemos?

¿A Qué Olemos?
 
Un olor es la impresión que produce en el olfato una sustancia. Nosotros los seres humanos no tenemos tan buen olfato como algunas especies animales, pero para nosotros el olfato es importante porque el olor nos ayuda a distinguir las sustancias, porque hay olores que nos gustan y otros que definitivamente no nos agradan. Los olores agradables se conocen como perfumes o aromas y nos gusta rodearnos, usar y comer, cosas que tengan un buen aroma y un perfume agradable.
 
En el Antiguo Testamento se habla mucho de las ofrendas de olor agradable que se le daban al Señor y el pueblo le ofrecía animales, cereales, aceite y vino, que quemaban frente al Señor. El Apóstol Pablo nos dice en el capítulo 12 de la carta a los romanos: Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer. Por lo tanto, la ofrenda ahora somos nosotros mismos. Pero, ¿Seremos de olor agradable? ¿Seremos aroma y perfume agradable, ofrecido al Señor? ¿A qué olemos?
 
En este caso no nos referimos al olor físico de las sustancias y fluidos de nuestro cuerpo o al desodorante y perfume que usamos para enmascarar nuestro verdadero olor natural. Cuando nos presentamos como ofrenda al Señor, el único olor que cuenta y que no se puede enmascarar, es nuestro olor espiritual. ¿Será que olemos a Cristo? ¿Qué significará oler a Cristo? ¿Podría alguien reconocer o identificar este aroma en nosotros?
 
Una vez más, el Apóstol Pablo nos dice en el segundo capítulo de la carta a los corintios: Gracias a Dios que siempre nos lleva en el desfile victorioso de Cristo y que por medio de nosotros da a conocer su mensaje, el cual se esparce por todas partes como un aroma agradable. Porque nosotros somos como el olor del incienso que Cristo ofrece a Dios, y que se esparce tanto entre los que se salvan como entre los que se pierden. Para los que se pierden, este incienso resulta un aroma mortal, pero para los que se salvan, es una fragancia que les da vida. ¿Y quién está capacitado para esto? Nosotros no andamos negociando con el mensaje de Dios, como hacen muchos; al contrario, hablamos con sinceridad delante de Dios, como enviados suyos que somos y por nuestra unión con Cristo.
 
O sea que el aroma de Cristo se percibe por la manera como nos comportamos y esto lo aclara mejor el mismo Apóstol en el capítulo 5 de la carta a los efesios: Traten a todos con amor, de la misma manera que Cristo nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio de olor agradable a Dios.
 
Tratemos a todos como queremos que ellos nos traten a nosotros, o sea, con mucho amor. Así tendremos un aroma y un perfume espiritual, sumamente agradable para nuestro Señor y seremos una ofrenda aceptable para Él. Les recomendamos el perfume marca “Jesús” en su versión “Amor”.
 
¡Amemos sin condiciones para oler bien!
 
 
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
 
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