Y eso es cierto porque la maldad solo triunfa cuando las personas buenas no hacen nada.
No hacemos nada y simplemente nos sentamos a observar cuando:
- La ambición humana destruye el ecosistema de nuestro planeta.
- Millones de personas mueren diariamente hambre, sed y falta de atención médica.
- La irresponsabilidad social le niega una educación adecuada a los niños y jóvenes.
- Las riquezas no son distribuidas sino acaparadas y las economías y los mercados son usados como los juguetes personales de unos pocos.
- Los vicios y adicciones son promovidos en lugar de ser erradicados, porque son un buen negocio.
- Los medios de comunicación enferman las mentes con contenidos que son inaceptables solo porque tienen buena audiencia.
- La tolerancia se ha convertido en un camino para que cada quien haga lo que se le antoja.
- Se idolatra a estrellas de la pantalla y de los deportes y se menosprecia a los bomberos, maestros, enfermeros y trabajadores sociales.
- La apariencia exterior del cuerpo tiene más importancia que el estado interior del cuerpo y el alma.
- Todos los valores y principios que rigen al mundo están dirigidos a lograr riquezas, poder y fama, olvidando que lo que debemos lograr es tratar a los demás como queremos que ellos nos traten a nosotros, amando al Señor nuestro Dios todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
¿No vamos a hacer nada?
El Profeta Isaías escribió este pasaje hace más de 2.600 años y se encuentra en el capítulo 24 de su libro:
Miren, el Señor va a arrasar la tierra, va a devastarla y trastornarla, y dispersará a sus habitantes. Y será igual para el sacerdote y el pueblo, para el amo y el esclavo, para el ama y la esclava, para el que compra y el que vende, para el que presta y el que recibe prestado, para el deudor y el acreedor.
La tierra será totalmente arrasada, totalmente saqueada. Porque esto es lo que ha dicho el Señor. La tierra se seca y se marchita, el mundo entero se reseca, se marchita, y el cielo y la tierra se llenan de tristeza. La tierra ha sido profanada por sus habitantes, porque han dejado de cumplir las leyes, han desobedecido los mandatos, han violado la alianza eterna.
Por eso, una maldición ha acabado con la tierra, y sus habitantes sufren el castigo. Por eso, los habitantes de la tierra han disminuido, y queda poca gente. El vino escasea, los viñedos se enferman, los que vivían alegres se llenan de tristeza. Se terminó la alegría de los tambores y del arpa, se calló el bullicio de los amigos de la diversión. No más beber vino al son de las canciones; las bebidas se volverán amargas para los bebedores.
La ciudad del desorden está en ruinas, no se puede entrar en ninguna casa. La gente llora en las calles por la escasez de vino; toda la alegría se ha apagado, ha quedado desterrada de la tierra. La ciudad está en ruinas, la puerta quedó hecha pedazos. Así será en todas las naciones de la tierra: como cuando se hacen caer a golpes las aceitunas, o cuando se rebuscan las uvas una vez terminada la cosecha.
Los sobrevivientes gritarán llenos de alegría, levantarán la voz desde occidente al ver la majestad del Señor. También en el oriente y en los países del mar darán gloria al Señor, el Dios de Israel. Desde el extremo de la tierra los hemos oído cantar: ¡Honor al justo!
Pero yo dije: ¡Ay, qué miseria, qué miseria! ¡Los traidores cometen una vil traición! Los habitantes de la tierra serán como animales perseguidos por los cazadores o en peligro de caer en un hoyo o una trampa. El que escape de los cazadores caerá en el hoyo, y el que salga del hoyo caerá en la trampa. Un diluvio caerá del cielo y temblarán los cimientos de la tierra. La tierra temblará terriblemente, se sacudirá, se hará pedazos. Se tambaleará como un borracho, temblará como una débil choza.
Sus pecados pesan tanto sobre ella que caerá y no volverá a levantarse. En ese día el Señor castigará a los poderes celestiales y a los reyes de la tierra; los reunirá, los encerrará en un calabozo, los tendrá encarcelados, y después de mucho tiempo los castigará. Cuando el Señor todopoderoso actúe como rey en el monte Sión, en Jerusalén, el sol y la luna se oscurecerán y los jefes de su pueblo verán la gloria del Señor.
Los versículos de la Biblia citados, son de la versión: Dios Habla Hoy.
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