Amor sin religión. El camino correcto no está en las normas religiosas, sino en el amor. Jesus dijo que para tener vida eterna debemos amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra fuerza y con toda nuestra mente y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Si preguntamos: ¿Quién es nuestro prójimo y como lo amamos? Jesús responde con una historia en la que unos ladrones atacaron a un hombre y lo dejaron medio muerto en el camino. Dos personas religiosas, vieron al hombre tirado en el camino y siguieron de largo. Entonces pasó un samaritano despreciado y cuando vio al hombre, sintió compasión por él. Se le acercó, lo ayudó y lo llevó hasta un alojamiento, donde cuidó de él. Los samaritanos eran despreciados por los judíos porque habían mezclado su raza y sus normas religiosas con los paganos. Al final de la historia, Jesús pregunta: ¿Quién amó a su prójimo, los dos religiosos o el samaritano despreciado? La respuesta es obvia: El samaritano. Jesús concluye: Ahora ve tu y haz lo mismo. Lo que le interesa a Dios, es como tratas a tu hermano que está cerca de ti, quien quiera que sea y no como practicas una religión. Lucas 10:25-37
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