Tienes que escoger entre seguir al mundo o seguir el Reino de Dios, no puedes seguir a ambos. Dios, creó un mundo perfecto para nosotros. Pero el diablo lo contaminó con su oscuridad y lamentablemente, el ser humano cayó en la tentación. Entonces, Dios separó Su Reino, de nosotros y el diablo se quedó en el mundo para llenarlo de odio, tristeza, peleas y guerras, desesperación, maldad, agresividad, infidelidad, orgullo, soberbia, vanidad, avaricia, codicia y falta de control de las personas sobre sus deseos. Dios dijo en Génesis 1.28: “Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella”. Pero eso fue antes de la caída del ser humano, porque después que caímos en la tentación, Dios dijo en Génesis 3.17: “La tierra es maldita por tu culpa, toda tu vida lucharás para poder vivir de ella”. El Reino de Dios siguió siendo como el Jardín del Edén que Él creó para nosotros, pero el mundo, se convirtió en el reino de las tinieblas. Cuando Jesús vino dijo: “Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida”. Si tu sigues las tinieblas del mundo, llegarás a las tinieblas de la muerte eterna del diablo. Pero, si tu sigues la luz de Jesús, llegarás a la Luz de la Vida eterna en el Reino de Dios. Por eso, Jesús nos alertó en Mateo 16.26: “¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma? ¿Hay algo que valga más que tu alma?”. Si observas al mundo, es fácil ver sus tinieblas y su destino. Por eso, no sigas al mundo, sigue la luz de Jesús para llegar al destino perfecto que Dios tiene para ti.
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