¿Y por qué tuvo que morirse ahora? Un hijo le preguntó a su papá: ¿Por qué Dios se llevó a mi mamá, si yo la necesito aquí a mi lado? El papá en medio de su propio dolor, no tenía la respuesta que su hijo necesitaba, y ninguna otra persona en la familia tenían una respuesta clara, a la inquietante pregunta que el niño hacía. Es posible que nosotros tampoco tengamos respuestas ante preguntas sobre la muerte, la enfermedad y la adversidad, que a veces la vida nos presenta. La respuesta está en dos principios: Primero, no somos dueños de nada. Todo lo que tenemos, incluyendo la vida, es prestado por Dios. Segundo, Dios tiene el control de todo el universo y las decisiones que Él toma son por el bien exhaustivo y universal de todos. Como resultado de estos dos principios, todo lo que sucede, aunque nos duela y no nos guste, es para bien. No necesariamente bueno y agradable para mi. Pero bueno para "todos" en el tiempo eterno y siempre presente de Dios. Entramos en conflicto ante la adversidad, porque queremos que todo esté bien, aquí y ahora, desde la perspectiva humana. Entonces, si la adversidad llega, te duele y te toca sufrir, confía siempre en Dios porque tu destino está en las manos de un Dios bueno y que te ama. Aunque no lo comprendas en el momento, si confías en Él, te consolará y podrá hacerte comprender Su Propósito Eterno.
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