La mejor manera para que la gente conozca a Jesús, no es hablando, ni predicando, ni dictando cursos, ni evangelizando, ni levantando iglesias, sino amando a la gente. Necesitamos amar sin cansarnos y derramar el amor de Jesús en todas las personas que podamos. Prediquemos menos y amemos más, y siguiendo el ejemplo de Jesús, amemos a los pecadores, a los desechados y a los perdidos.
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