A medida que transitamos por la vida, la adversidad nos fortalece y nos hace crecer. Si no tuviéramos que luchar, nuestras fortalezas y capacidades nunca se desarrollarían. Hablando sobre la adversidad de una persona, Jesús dijo que no era un castigo por sus pecados o errores, sino para que todos vieran el poder de Dios en él. Enfrenta tu adversidad pidiendo la guía y enseñanza del Señor, en oración, y con fe, para que se vea en ti, el poder de Dios.
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