Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que allí lo tentara el diablo. Durante cuarenta días y cuarenta noches ayunó y después tuvo mucha hambre. En ese tiempo, el diablo se le acercó y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan. Jesús le dijo: ¡No! Las Escrituras dicen: La gente no vive sólo de pan, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios. Después el diablo lo llevó a la santa ciudad, Jerusalén, al punto más alto del templo, y dijo: Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate! Pues las Escrituras dicen: Él ordenará a sus ángeles que te protejan. Y te sostendrán con sus manos para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra. Jesús le respondió: Las Escrituras también dicen: No pondrás a prueba al SEÑOR tu Dios. Luego el diablo lo llevó a la cima de una montaña muy alta y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria que hay en ellos. Te daré todo esto, dijo, si te arrodillas y me adoras. Vete de aquí, Satanás, le dijo Jesús, porque las Escrituras dicen: Adora al S EÑOR tu Dios y sírvele sólo a él. Entonces el diablo se fue, y llegaron ángeles a cuidar a Jesús. Mateo 4:1-11 NTV
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