Si recuerdas tus comienzos, tu pasado, como vivías y de donde vienes, es posible que te asombres al ver la brecha que has avanzado. En algún momento, Dios te abrió una nueva puerta, para que tuvieras una nueva vida y es probable que haya hecho esto m{as de una vez.
Te has superado, creciste, te desarrollaste y prosperaste. Has logrado éxito, has triunfado. Ahora que vuelas a nuevas alturas y las cosas van bien, no olvides de dónde vienes y de donde te trajo El Señor. No permitas que la autosuficiencia y el orgullo, te haga envanecerte. Reconoce la soberanía de Dios.
Ese proceso puede volver a repetirse. En algún momento puedes necesitar nuevamente un cambio, una nueva vida, un nuevo aire. Si ese es el caso ahora, o si se presenta la situación en el futuro, recuerda que Dios ya lo ha hecho antes en tu vida. Ten fe y confía en el poder de tu Padre que está en el cielo. Porque si el cambio que deseas es bueno para ti y te pones en las poderosas y sabias manos de Dios, lograrás tu meta y tu sueño.
El Señor te abre las puertas a una nueva vida, cuando lo necesitas y es bueno para ti; si confías en Él y le entregas el control de tu vida.
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