El principal peligro de los servidores es ocuparse del servicio y olvidarse del amor. Por eso, debes recordar que no puedes servir, sin hacerlo a la vez, con amor, porque cualquier servicio que hagas debes hacerlo, amando primeramente a quien sirves.
Ninguna obra justifica actuar sin amor. Sin amor no hagas nada, ni siquiera salgas de tu casa, porque Dios es amor y actuar sin amor, es actuar sin Dios. De nada sirve tu dedicación, responsabilidad y fidelidad, si no pones primero la palabra, ejemplo y mandato de Jesús y El te mando a amar ante todo.
Tu servicio no vale nada, si no lo haces con amor y en perfecta unión con tus hermanos a quienes sirves, porque sin el amor del Maestro no puedes hacer Su obra. Por lo tanto, necesitas primero aprender a amar, antes de pensar en servir a los demás. Debes pedirle a Dios que te enseñe a amar con el amor de Jesús.
Es necesario amar para poder servir. Pídele a Dios que te llene de tanto amor, que alcance para ti y para rebosar sobre los demás.
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