El perdón es la expresión más genuina de amor y sólo el amor puede liberarnos de las ataduras del resentimiento que nos amarga el alma y enferma el cuerpo. La falta de amor se traduce en la falta de perdón que nos ata desde el resentimiento. Esa atadura es sumamente destructiva para el espíritu y agota nuestros recursos emocionales.
Para perdonar debemos comenzar con aceptar lo que ocurrió. Si sucedió y nos sucedió a nosotros. Pasó porque tenía que pasar. No es mala suerte ni casualidad. Sucedió porque tenía que suceder y por más desagradable que sea, aprenderemos de la experiencia. El perdón comienza con la aceptación de lo que pasó.
Para perdonar no es necesario que estemos de acuerdo con lo que pasó y mucho menos que lo aprobemos. Tampoco significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que nos lastimó. Sólo significa dejar de lado aquellos pensamientos, sentimientos, actitudes y acciones, que nos causan dolor, enojo y resentimiento, por amor a nuestro prójimo. ¿Somos infalibles y por eso no podemos perdonar? Recordemos que seremos medidos con la misma vara con la que medimos y que para ser perdonados debemos primero perdonar
¿A quién necesitas perdonar hoy? El Perdón te libera de una pesada carga y muestra tu obediencia de amor a Dios. ¡Ama, perdona y se libre!
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