Se dice que debes amar a tu prójimo como a ti mismo, porque el amor propio, te capacita para amar a otros. La pregunta es: ¿Qué tanto te amas?
Debes amar tu cuerpo lo suficiente como para no hacer nada que lo dañe. Amar tu mente lo suficiente como para no hacer nada que la contamine. Amar tu espíritu lo suficiente como para no hacer nada que lo entristezca. O es que, eres indiferente y nada de eso te importa.
El amor propio, significa: invertir tiempo y esfuerzo en tu propio desarrollo de manera que realmente estés alimentado en todos los aspectos físicos, mentales y espirituales. Que te cuides y protejas de todo lo que te perjudica y destruye, y que sin lugar a dudas te ames a ti mismos, de verdad. Así y sólo así, estarás preparado para amar y ayudar a otros, porque no puedes dar lo que no tienes.
Si quieres ser obediente a Dios, debes amar a los otros tal y como Dios te ama a ti. Si Dios te ama ¿Cómo puedes no amarte a ti mismo? Si Él nos ama a todos, ¿Cómo puedes no amar a tu prójimo?
Si haces cosas que te hacen daño, no tienes amor propio y si no te amas, no podrás amar a otros. El amor al prójimo, comienza contigo.
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