Las razones por las cuales Jesús vino al mundo fueron poéticamente expresadas por Laurence Housman:
La Luz miró hacia abajo y contempló las Tinieblas. —Allí iré —dijo.
La Paz miró hacia abajo y contempló la Guerra. —Allí iré —dijo.
El Amor miró hacia abajo y contempló el Odio. —Allí iré —dijo.
Así, vino la Luz y alumbró.
Vino la Paz y trajo sosiego.
Vino el Amor y dio vida.
Jesús vino para que tuvieras luz, paz y amor. Sin embargo, lo que vemos en el mundo es oscuridad, guerras y odio.
Quizá la explicación de esta aparente contradicción la escribió el Apóstol Juan: La Palabra se hizo hombre y vivió en el mundo, entre nosotros. Vino a su mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios.
Jesús no trajo una solución colectiva, sino una individual. Tu debes cambiar para que tu entorno cambie. Tu quieres que el mundo cambie, pero el problema es que no quieres hacer los cambios que Jesús te mandó a hacer. El mundo no va a ser mejor a menos que cada uno de nosotros sea mejor individualmente. Ahora es tu turno.
El nacimiento de Jesús trajo un gran cambio. Si, Él vino para que tu cambies, porque Su Plan es personal. Tu puedes cambiar en esta navidad.
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