Tener buena memoria es estupendo; pero a veces tener muy buena memoria y concentrarse mucho en los recuerdos puede ser un obstáculo para avanzar. En el pasado tienes éxitos y fracasos, victorias y derrotas, aciertos y errores, elogios y ofensas, alegrías y tristezas, en resumen, tiempos buenos y tiempos malos.
Si añoras los tiempos buenos de tu pasado por tus éxitos, victorias, aciertos, elogios y alegrías, entonces, nada del presente será suficiente para satisfacerte. Además, los tiempos buenos de ayer, aunque son recuerdos agradables, no te sirven para vivir hoy y pueden hacerte vanidoso. Ahora necesitas seguir esforzándote para lograr los tiempos buenos de hoy.
Si lamentas los tiempos malos de tu pasado por tus fracasos, derrotas, errores, ofensas y tristezas, entonces, estarás demasiado débil para enfrentar el presente. Los tiempos malos de ayer, ya pasaron y para poder lograr tiempos buenos hoy, necesitas perdonar y perdonarte, aceptar y aceptarte. Lo bueno de esos malos tiempos es que puedes aprender de ellos y enfrentar en presente mejor equipado y capacitado.
Recuerda que Dios siempre te perdonará. Desecha todo ese remordimiento que te consume y confiésale a tu Padre Celestial tus errores y faltas, si lo haces honestamente y de corazón, con el deseo sincero de no volver a cometer esas faltas, Dios te perdonará.
Una buena memoria es excelente, pero demasiada memoria te ancla en el pasado y no te deja avanzar. Dios quiere que avances, no mires atrás.
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