La conciencia es la propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales, en todas las modificaciones internas que se experimentan y es también el conocimiento interior del bien y del mal.
Por desdicha, pareciera que padecemos un nuevo tipo de sordera, ya que hoy en día muchos de nosotros hemos perdido el oído para escuchar la voz de nuestra propia conciencia y no se trata de sordera de nuestro oído físico, sino de sordera de nuestro oído espiritual.
La Biblia nos habla de que El Señor por medio del Espíritu Santo nos aconseja y reprende a través de la conciencia y que el camino para volver a Dios, cuando nos hemos apartado de Él, es haciendo un examen de conciencia.
Sin embargo, siempre tratamos de reprimir o amortiguar la voz de nuestra conciencia, lo cual es catastrófico para nuestra salud espiritual. Es necesario escuchar la voz de Dios en nuestra conciencia. Necesitamos pedirle perdón y desear genuinamente no volver a hacer lo que lo ofende. Hay que buscar un cambio de vida y presentarse ante la más alta instancia: Dios mismo, que es nuestro Padre celestial.
No la reprimas la voz de tu conciencia, porque Dios te habla a traves de ella. Aunque te moleste, esa vocecita está ahí para ayudarte.
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