Las personas fuertes, templadas y sólidas, no no vienen ya hechas, sino que se hacen en el camino, en el proceso de la vida. ¿Cómo saber si estás en el camino y en el proceso?
Piensa en esto:
¿Eres capaz de mantener la sangre fría en una situación candente, la amabilidad entre gente grosera y la humildad en un ambiente soberbio?
¿Puedes aceptar una situación difícil sin fijarle un plazo a Dios para que le ponga fin?
¿Aceptarías que en lugar de que se calme la tempestad, te calmes tu?
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¿Estarías de acuerdo en navegar a veces con el viento a favor, otras con el viento en contra y a veces en plena tormenta, pero regresarte ni echar el ancla?
¿Entiendes que la fe no es un escudo para protegerse de dificultades, sino la capacidad de creer aun afrontado circunstancias adversas?
¿No te quejas si la vida no se ajusta exactamente a tus preferencias?
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¿Comprendes que es imposible confiar y preocuparse al mismo tiempo?
Los seguidores de Jesucristo no vienen ya hechos, sino que se hacen en el camino y en el proceso de seguirlo a través de la vida. Es un proceso de amor, alegría, paz, paciencia, bondad, amabilidad, fe, humildad, esperanza y dominio propio. Pero sobre todo un proceso de confianza en El Señor, donde la preocupación.
La preocupación consiste en tapar el sol de hoy con las nubes de mañana. No destruyas la esperanza de hoy con la preocupación de mañana.
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