¿Hay diferencias entre lo que dices y lo que haces? Es más importante el ejemplo que predicas con tus acciones, que las palabras que salen de tu boca. En lugar de decirle a la gente como deben actuar y comportarse, ve tú y demuéstralo con tu ejemplo.
Vivir lo que predicas es lo más auténtico e íntegro que puedes ser. Ver a alguien dando el ejemplo, es la forma más efectiva de aprender. Los actos hablan más claro que las palabras porque la elocuencia de un orador no convence tanto como el ejemplo que puede dar.
No importa lo bonito y profundo que puedan ser tus discursos. Tus palabras hablan muy suave, pero tus actitudes gritan a todo volumen. Una acción vale más que mil palabras, porque es más fácil creer lo que veo que lo que oigo.
¿Quieres predicar la bondad, el amor, el perdón, la paciencia, la fidelidad, la humildad, el dominio propio, la verdad, la honestidad y la integridad? Comienza por aplicar a tu propia vida esos principios para que los demás vean tu propio ejemplo y aprendan de tu propia vida.
Si quieres comunicar tus ideas efectivamente, no pierdas el tiempo predicando, hablando y aconsejando a los demás. Se un ejemplo para ellos.
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