Martin Luther King dijo en uno de sus discursos: Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos.
Que gran verdad en esas palabras. El ser humano ha aprendido muchísimo, en un área de conocimientos muy amplia. Tanto que uno puede llegar a maravillarse de todo lo que hemos aprendido. Sin embargo, lo básico que Nuestro Señor nos enseñó y nos mandó como la regla indispensable de vida, no hemos logrado aprenderlo. Es por eso que a pesar de tener a nuestra disposición conocimientos extraordinarios, estamos rodeados de hambre, guerra, enfermedad, destrucción, soledad, abandono e indiferencia.
¿Cómo podemos decir que somos seguidores de Cristo, los que hemos permitido que esto suceda? ¿Haremos algo al respecto? ¿Aprenderemos de Jesucristo lo más importante? ¿Finalmente lo Obedeceremos?
Necesitamos aprender a vivir unidos como hermanos, amándonos los unos a los otros y tratándonos como queremos ser tratados.
Hemos llegado a la luna y al fondo del mar, desciframos el genoma humano y tenemos Internet, pero no hemos aprendido a vivir como hermanos.
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