Una artista muy famosa, logró todos los sueños de su vida, viajo por el mundo, vivió en la abundancia económica y participó en obras sociales. Pero todo esto no era suficiente para ser feliz y ella pensó que necesitaba cambiar su pareja para lograr la felicidad y este deseo la llevo a perder mucho de lo que había logrado.
Cuando somos niños y adolescentes estamos convencidos que la verdadera felicidad viene cuando seamos adultos. Luego pensamos que cuando nos graduemos y seamos profesionales, seremos felices. Después concluímos que lo que necesitamos es el empleo de nuestros sueños. Luego vienen el cónyugue, los hijos, la casa, los hobbies, el retiro, etc..
Todo lo que vamos logrando en la vida es bueno, pero nunca vamos a estar completos. Siempre nos va a faltar algo. Lamentablemente, en ese estado es muy frecuente que comencemos a hacer cambios en nuestra vida, buscando la anhelada felicidad.
El mejor momento para ser felices es ahora. Siempre habrá un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, sin embargo, esos obstáculos no son tu vida. La felicidad es el camino, no el destino. Y el camino de la felicidad lo describió Jesús muy bien: Busquen primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas estas cosas les serán añadidas.
La felicidad es una actitud, no una meta. Se feliz ahora, hoy y aquí. Sólo lo que viene de Dios produce la verdadera felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario