Vivimos en una sociedad donde la tolerancia es sinónimo de desarrollo cultural y social, siendo una parte fundamental de la flexibilidad necesaria para poder movernos dentro de las nuevas fronteras abiertas por el humanismo. Cualquier posición que cuestione la tolerancia actual, es inmediatamente tomada como un signo de "intolerancia y un ataque frontal contra la cultura y la sociedad de nuestro mundo "desarrollado".
En la tolerancia hay principios importantes que cuidan valores que deben ser preservados. Pero hay una gran confusión que nos ha llevado a un caos moral.
Tolerancia significa no atacar ni perseguir a nadie por sus ideas y preferencias políticas, sexuales, religiosas o su nivel social, y significa tambien, amar al prójimo como a nosotros mismos, tratándolos como queremos que nos traten a nosotros.
Sin embargo, tolerancia no significa promover ideas, preferencias y estilos de vida que van contra nuestros principios y valores.
Toleramos aceptando y amando, pero no necesitamos, ni debemos, promover.
Como sociedad no queremos rendir cuentas a nadie y cada uno quiere hacer lo que mejor le parece, dejando a Dios fuera del tema e ignorándolo por decisión.
La tolerancia mal enfocada, nos ha llevado a las más altas tasas de suicidio juvenil, hacer de la depresión la enfermedad más común del siglo 21, tener el peor enfoque posible del sexo, abusar de las drogas, no mostrar ningún respeto por la vida humana y permitir que el dios dinero haga de la corrupción algo aceptable.
Debes ser tolerante como muestra de tu amor al prójimo, pero no debes negociar los principios y valores, que sigues por amor a Dios.
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