Estaba viendo un programa de TV, donde una madre en medio de su dolor optó por perdonar a la persona que había asesinado a su hijo. Que dura decisión pero que tremendo ejemplo.
Dios nos manda a perdonar, porque es necesario, para nosotros. Perdonar es como liberar a un prisionero, y descubrir que el prisionero era uno mismo. Perdonar es difícil, ya que por naturaleza uno quiere desquitarse de lo sufrido. Esto nos lleva a persistir en la ira, castigando a los demás en nuestros pensamientos por el dolor que nos han causado.
El perdón es necesario para nosotros:
La curación no puede empezar hasta que se perdona.
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Dios tratará de forma justa a quien te ha agraviado.
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El perdón es obediencia a Dios. Él quiere que seas libre. Y que tu herida sane.
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Perdonar es aceptar las consecuencias de los errores y equivocaciones ajenos:
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Perdona de corazón:
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Perdonar es no guardar rencor a quien nos hizo mal:
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Perdona aunque no te apetezca.
Perdonar a los enemigos no es señal de ser pusilánime, sino de poseer un alma fuerte. Además está dentro del principio de la siembra y la cosecha. Para ser perdonado hay que perdonar. Si Dios nos perdona ¿Quienes somos nosotros para no perdonar?
Elige perdonar y amar, librándote de la esclavitud del resentimiento hacia quien te ofendió. Y pide perdón si has ofendido a alguien.
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