lunes, 1 de agosto de 2011

Evangelio Para Hoy

Mateo 26:36-46


Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les dijo: Siéntense aquí, mientras yo voy allí a orar. Y se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse muy triste y angustiado. Les dijo: Siento en mi alma una tristeza de muerte. Quédense ustedes aquí, y permanezcan despiertos conmigo. En seguida Jesús se fue un poco más adelante, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y oró diciendo: Padre mío, si es posible, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú. Luego volvió a donde estaban los discípulos, y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro: ¿Ni siquiera una hora pudieron ustedes mantenerse despiertos conmigo?


Manténganse despiertos y oren, para que no caigan en tentación. Ustedes tienen buena voluntad, pero son débiles. Por segunda vez se fue, y oró así: Padre mío, si no es posible evitar que yo sufra esta prueba, hágase tu voluntad. Cuando volvió, encontró otra vez dormidos a los discípulos, porque sus ojos se les cerraban de sueño. Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. Entonces regresó a donde estaban los discípulos, y les dijo: ¿Siguen ustedes durmiendo y descansando? Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. Levántense, vámonos; ya se acerca el que me traiciona.

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