jueves, 25 de agosto de 2011

El Mundo y El Amor

Escuche a una madre  aconsejar a su hijo sobre como debía vengarse de una persona que la había ofendido a ella. Enseñamos lo que hemos aprendido y en el mundo no se enseña el amor.


¿Qué conseguimos en el mundo? Poder, riquezas, fama, placeres y competencia. Todo esto que el mundo ofrece viene acompañado de orgullo, soberbia, rudeza, egoísmo, rencor, maldad, mentiras, envidia, contienda, enojo e infidelidad.


Cuando entramos en la vida nos sentimos decididos y con ganas de conquistar ese mundo difícil, salvaje e indomable. Desde muy jóvenes nos dedicamos a eso, porque nos enseñaron desde muy pequeños que eso es lo que debemos hacer.


¿Qué conseguimos en el amor? Misericordia, contentamiento, servicio, paciencia, ayuda, colaboración, humildad, amabilidad, bondad, generosidad, paz, perdón, verdad, fidelidad, fe, esperanza y caridad.


Sin embargo, cuando entramos en la vida no nos sentimos muy atraídos por estas cosas y no nos sentimos inclinados a conquistar ese mundo de amor y ternura, porque nos enseñaron que eso es para los débiles y para aquellos que no tienen agallas.


Nos encerraron en un paradigma incorrecto. Si al elegir entre el mundo y el amor, eliges el mundo, es posible que logres mucho de lo que el mundo ofrece, pero nunca sabrás lo que perdiste y dejaste de ganar con el amor.


El paradigma del mundo es lograr poder, riqueza y fama. El paradigma de Jesús es lograr amor. Elige el amor y tu victoria será eterna.

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