Hace unos años hubo un período de crecimiento económico y el crédito se hizo fácil. Aprovechando esa situación, mi amigo Luis, se endeudó para adquirir todo lo que deseaba y aunque logró rodearse de gran lujo y comodidad, vivía muy preocupado y realmente no tenía nada porque lo debía todo.
No vivas en una carrera por adquirir cosas, queriendo tener lo último y más deseable de todo aquello en que pones tus ojos. No caigas en ese paradigma de prosperidad.
Para comenzar, ese vicio de compras hace que tus finanzas se perjudiquen porque te endeudas al comprar a crédito y te comprometes por encima de tu capacidad financiera real. Ahí se inicia el estrés y la ansiedad que sufres al tratar de distribuir tus ingresos. Es probable que al final te falte dinero para lo que realmente es necesario. Es la necesidad en el medio de la abundancia.
No intentes encontrar seguridad y llenar tus propios vacíos personales con las posesiones materiales. Revisa bien tus metas personales. Jesús enseña que la vida verdadera y abundante, no depende de poseer muchas cosas.
Si tus metas personales son materiales, tienes propósitos muy pobres y la pobreza de propósitos es la peor pobreza que pueda haber.
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