sábado, 30 de julio de 2011

¿Buscas La Grandeza?

En mi juventud conocí una persona que le gustaba lograr el éxito y ganar, sin importar a costa de que o de quien. Pero conocí a otra persona, que le gustaba ayudar a las personas y sobretodo a los necesitados. Ambas eran exitosas, en el sentido de que ambas lograban sus metas.


No es la altura, ni el peso, ni la belleza, ni el nivel académico, ni las habilidades, ni las riquezas, ni la fama, ni el poder, lo que hace grande a una persona.


El tamaño de una persona depende de su integridad. Si habla con la verdad y vive de acuerdo a lo que habla y si obra de acuerdo a sus principios. Las personas crecen mucho cuando tratan a los demás de la misma manera en que ellos quieren ser tratados.


Cuando aplicamos estos parámetros, el tamaño que percibimos de las personas cambia radicalmente. Los que parecían grandes, se encogen y los que antes se veían pequeños, crecen. Lamentablemente nuestra cultura busca, sigue, aplaude y emula, aquellos que se hacen grandes en base a parámetros físicos o visibles, como la fama, el dinero y el poder.


Sin embargo, mientras los hombres aplauden el logro de fama, dinero y poder, a Dios le agradan los que aman al prójimo como a si mismos y actúan de acuerdo a ese principio.

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