martes, 26 de julio de 2011

Aló. Aló. ¿Me Escuchas?

Alexander Graham Bell invento el teléfono con el propósito de hacer posible hablar con personas que están lejos. De esa manera puedes escuchar a pesar de la distancia. Sin embargo, ese gran invento, a pesar de ser genial, no puede garantizar que realmente escuches.


Escuchar implica bajar tus defensas con el interés de comprender el punto de vista y la opinión de tu interlocutor y hacerte vulnerable, porque al escuchar puedes llegar a estar de acuerdo con esa persona y cambiar tu opinión.


Es posible que tengas el hábito de levantar tus defensas cuando conversas y ante los primeros argumentos de tu interlocutor ya estés preparando tu respuesta para defender tu opinión y esto crea una barrera en las comunicaciones.


Esta deficiencia al escuchar, es más marcada con las personas más cercanas y que crees conocer mejor, como tu cónyuge, hijos, padres, familiares, amigos  y compañeros de trabajo. Los conoces tan bien, que al comenzar a hablar, crees saber lo que van a decir y dejas de escuchar para responder.


Necesitas escuchar con una mejor actitud. Si bajas tus defensas, los demás también lo harán y como resultado, las comunicaciones y las relaciones interpersonales mejorarán notablemente. Alguien tiene que comenzar el proceso ¿Por qué no comienzas tú?


El Señor también te habla, pero levantas tus defensas con tus propios razonamientos. Hazte vulnerable, para poder escuchar la voz de Dios.

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