Cuando tratas de curar la herida de un animal, es posible que ese animal te muerda. Sin embargo, esto no significa que el animal sea desagradecido o de naturaleza agresiva. Lo que te muerde no es el animal, sino su reacción instintiva por el dolor de la herida y la falta de comprensión del animal sobre tus verdaderas intenciones.
Igual pasa con las personas que tienen el alma herida. Cuando tratas de ayudarlas te pueden "morder". Pero es igual que en el caso anterior. Cuando alguien te grita, te ofende, te critica o te hace daño, no significa que sea una persona desagradecida o de naturaleza agresiva. Quien te ataca no es la persona, sino el dolor de su alma herida y la falta de comprensión sobre tus verdaderas intenciones. Te ataca porque tiene heridas en el alma que no han sanado. Por lo tanto, dale comprensión y aceptación, a pesar de su "mordida" y ayuda a sanar su alma herida.
Jesús fue quien nos enseñó: No resistas al que te haga algún mal; al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Y también nos enseñó: traten ustedes an los demás como quieran que los demás los traten a ustedes. Cuando te traten mal, piensa en estas enseñanzas y reflexiona.
Cuando alguien te agrede sin razón, es por su propio dolor. No critiques, ni juzgues. Dale amor y ayudarás a sanar su dolor.
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