lunes, 20 de junio de 2011

Las Riquezas

No hay nada malo en las riquezas. El problema está en nuestra actitud con respecto a las riquezas. Debemos siempre recordar que la riqueza es un instrumento que uno usa, no un dios al que se venera. Es bueno entender que no hay límite en la ambición, todo lo que el ser humano ve, lo desea.


Por lo tanto debemos aprender que la libertad es la que realmente nos hace felices y la libertad no depende en tener más cosas y mejores cosas, porque eso nos hace esclavos de la búsqueda material. La libertad está en no necesitar nada material para ser feliz. Esa es la verdadera libertad que produce felicidad.


Jesús nos enseñó: Cuídense ustedes de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas y no se puede servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas.


Es imperativo que resolvamos la ecuación sobre lo que necesitamos, deseamos y anhelamos, porque constantemente estamos inventando necesidades al convertir en nuestra mente, los deseos y anhelos en necesidades. Al resolver esto comenzamos a comprender que las riquezas deben ser usadas para el bien común y aprendemos a dar.


Esta es la esencia de la felicidad, que no depende de lo que tengamos afuera sino de lo que tenemos adentro. Y esto no proviene de nosotros porque para el hombre esto es imposible. Esto proviene de Dios y es sembrado en nosotros al desarrollar nuestra relación personal Él.

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