Es probable que creas que para tener éxito necesitas tener buenas habilidades, capacidades y motivación; y eso es cierto, pero solo en parte. Lo que realmente necesitas es tener la visión correcta, para ver las cosas, no como son, sino, como pueden llegar a ser y ver, no lo que tienes, sino, lo que puedes lograr.
Muchas personas, sin habilidades especiales ni capacidades extraordinarias, han logrado grandes éxitos por tener la visión correcta que ha alimentado sus sueños, que apuntan hacia logros específicos y un gran entusiasmo que se transforma en creatividad.
En este punto la visión te lleva de la mano para que pases por el proceso gatear, caminar y correr, haciendo todo lo que es posible movido por esa visión y de repente, sin darte cuenta, estás haciendo lo que parecía imposible, porque no son las circunstancias las que determinan tu éxito, sino lo que haces al respecto y eso hace la diferencia.
Las grandes oportunidades siempre llegan disfrazadas como situaciones imposibles que te pueden hacer fracasar en un momento dado. Pero ese fracaso es sólo un tropiezo en el camino. El problema es que te detienes ahí, mirando el tropiezo por demasiado tiempo y eso te impide ver las oportunidades que se abren delante de ti.
Sólo Dios puede darte la visión que te permite ver, no lo que crees ser, sino, lo que puedes llegar a ser y lograr. Así podrás perseverar y no rendirte.
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