Durante toda tu vida, que naces hasta que mueres, te encuentras entre polos antagónicos de comportamiento y sólo tú puedes decidir con que tipo de actitudes te vas a identificar y como te vas a comportar.
¿Vas a ser una persona que cumple sus compromisos o vas a ser una persona incumplida? ¿Transitarás el camino de la honestidad y la integridad o vas a tomar la ruta deshonesta? ¿Serás fiel o infiel? ¿Serás capaz de sacrificarte por otros o serás egoísta? ¿ Tu prioridad será tu familia o tu profesión? ¿Te atraerán las causas colectivas o irás por tu causa individual? ¿Vivirás de acuerdo a principios o te dejarás llevar por los resultados que esperas? ¿Buscarás satisfacer tus necesidades o tus más profundos anhelos? ¿Te guiarán los valores o los antivalores?
¿Cuál es tu paradigma? ¿Cuál es tu carácter? ¿Te gusta seguir la corriente o quieres marcar una diferencia? ¿Qué hay dentro de tu corazón? ¿Qué te guía?
Vivimos en un mundo cuya cultura nos dice que nadie es confiable, que la generosidad desapareció, que hay un gran vacío de liderazgo, que no ya no hay ejemplos dignos de emular y el desperdicio de tiempo y recursos es devastador. El paradigma actual está enmarcado en el egoísmo individual, sin principios ni valores.
Pero, si Jesús es tu luz, puedes reflejar su luz a otros y no dejarte llevar por el mundo y sus costumbres, ayudando así al cambio que tanto necesitamos.
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