Te despertas de un salto porque se hizo tarde y tomas un café corriendo porque no hay tiempo de desayunar. Al mediodía te comes un sándwich porque no alcanza el tiempo para almorzar. Sales del trabajo ya de noche, llegas tarde a la casa, cenas rápido y te acuestas a dormir... sin haber vivido el día.
Piensas que tus seres queridos están bien y estarán siempre ahí, pero no tienes tiempo para averiguarlo. Si el trabajo está complicado, te consuelas pensando en el fin de semana. Y si en el fin de semana no hay mucho que hacer o no hay mucho dinero, aprovechas para dormir, porque siempre tienes sueño atrasado. Así, se te pasan la semanas, los meses y los años... sin haber vivido.
Tu existencia transcurre a gran velocidad y el tiempo no se puede almacenar, ahorrar, ni recuperar, pero mientras tengas vida, tienes la oportunidad de cambiar tus hábitos para una mejor calidad de existencia, aprovechando y disfrutando cada momento.
No hagas de tu vida en una rutina inútil que te hace infeliz. Dios pone a tu disposición todos los elementos para que estes lleno de felicidad y satisfacción, con agradecimiento, por ese gran regalo que es la vida.
No permitas que tus paradigmas te hagan olvidarte de vivir, desperdiciando el regalo de la vida que Dios te dio, más bien aprovéchalo al máximo, porque el propósito Divino es que te esfuerces y prosperes.
Nunca olvides ¡Vivir!
No hay comentarios:
Publicar un comentario