¿No te parece que cada día el tiempo se hace mas corto, las responsabilidades aumentan y las fuerzas no alcanzan?
Te gustaría que el tiempo se estirara para poder hacer todo lo que planeaste hacer en el día, pero al llegar la noche, te sientes sin fuerzas y con preocupación por las cosas que no pudiste hacer.
Cada día te agotas en una carrera contra las urgencias del día, la pérdida de tiempo en el tráfico y salas de espera. Sin embargo, esas urgencias, más las pérdidas de tiempo, te hacen olvidar lo que es realmente importante. No disfrutas tus comidas, no compartes tiempo de calidad con tu familia y ni siquiera tienes tiempo de responder tus llamadas o tus correos.
Ese estilo de vida "normal" del siglo 21, nos agota, estresa y enferma. Creemos que eso es lo que hay que hacer, para lograr todo lo que supuestamente debemos lograr. Nos esforzamos hasta el límite y cuando nos damos cuenta de nuestro error, ya es tarde. Perdimos la familia, la salud, o la vida.
Dios te creó con un propósito de vida. Identifícalo y escríbelo, logrando un equilibrio entre los roles personales, familiares y profesionales. Cumplir ese propósito es lo único importante. No permitas que las urgencias y pérdidas de tiempo te impidan lograr, tu importante propósito de vida.
Enfócate en lo importante y cumplirás tu propósito de vida, en el tiempo de Dios que es perfecto.
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