¿Conoces la historia del pueblo de israel, cuando salió de Egipto para ser llevado a la tierra prometida? Hay muchas cosas interesantes en ese viaje, pero una de las más aleccionadoras es el hecho de que tuvieron que permanecer 40 años en el desierto en lugar de unas pocas semanas, por no haber creído que Dios les entregaría la tierra prometida.
Esa etapa en el desierto no fue agradable y podría definirse como una circunstancia adversa. Sin embargo, esa adversidad, que duró 40 años, fortaleció al pueblo y lo transformó. Ese mismo pueblo que salió de Egipto, incrédulo, desunido y débil, se transformó en un pueblo con fe, unido y fuerte.
Aprendieron a depender de Dios, descubriendo su inmenso amor y su omnipotente poder. El Señor cubrió todas sus necesidades, porque quería enseñarles que la adversidad de caminar en el desierto no era un castigo, sino la experiencia que ellos necesitaban para corregir sus debilidades, sacándolos de su esclavitud mental para vivir en la más perfecta libertad.
Esta historia te enseña a no lamentarte cuando te toca caminar por un desierto en la vida, porque esa aparente adversidad, puede contener una gran bendición y tu actitud negativa impide que esa bendición se haga realidad.
Dios permite tu desierto de adversidad para fortalecer tu fe, corregir tus debilidades y liberar tu potencial. Si tienes la actitud correcta, caminar por el desierto puede ser muy provechoso, darte éxito y mucha prosperidad.
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