Seguramente has escuchado la historia de un hombre que estaba observando una mariposa tratando de salir del capullo. Este hombre se preocupo porque a la mariposa le resultaba difícil terminar de romper el capullo para salir y decidió ayudarla a romperlo, logrando que la mariposa saliera del capullo.
Sin embargo, las alas de la mariposa no se expandieron y nunca pudo volar. La lucha de la mariposa por salir del capullo es lo que la ayuda a llenar sus alas de líquido para poder desplegarlas. Sin esa lucha nunca las podrá desplegar y el hombre tratando de ayudar, le impidió enfrentar su lucha y desarrollarse.
Las luchas son necesarias para desarrollar todo el potencial que recibimos al nacer, desplegar nuestras alas y lograr nuestro propósito de vida. Cuando tratas de ayudar a alguien, debes asegurarte de que estás realmente ayudando y no simplemente rompiendo el capullo para evitar su lucha.
Esto es particularmente importante en las relaciones con tus hijos. Tu ayuda como padre o madre es permitirles que enfrenten sus luchas y las resuelvan por sus propios medios. Ayúdalos, dándoles las herramientas, pero deja que ellos las usen y luchen por salir adelante. No los sobreprotejas porque les impides que se desarrollen y logren su potencial.
Tu también debes luchar por vencer los obstáculos de la vida si quieres aprovechar todas tus posibilidades.
Enfrenta tu lucha. Dios la permite, para que seas fuerte y extiendas tus alas de victoria.
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