Sabías que la gratitud no cuesta nada, es gratuita. Si, en efecto, dar gracias es gratis. No hay muchas cosas gratis en la vida. Es más, hay personas que te dicen que ya no hay nada gratis y la verdad es que hoy en día ya ni el agua es gratis. Pero dar gracias, ser agradecido y tener una actitud de gratitud, es completamente gratis. Cuesta trabajo creer que algo tan bueno y que nos haga tanto bien, pueda ser gratis. ¿Por qué será que no lo aprovechamos si es gratis?
La mejor manera de prevenir el escepticismo, la duda, el negativismo, la resignación y la depresión, es dedicar un tiempo cada día en hacer un inventario de todas las cosas buenas que tienes y por las que deberías estar agradecido. Por ejemplo todo lo bueno, agradable, sano y hermoso que has visto, escuchado, olido, probado, y tocado. Tus cinco sentidos te han permitido disfrutar de la extraordinaria creación que te rodea. Hay que dar gracias por todo eso. Por estar a nuestra disposición y por la capacidad que tenemos para disfrutarlo.
Las experiencias vividas, los conocimientos adquiridos, nuestro crecimiento y desarrollo personal, nuestra salud física y emocional, nuestra familia, nuestros amigos, el amor que recibimos, nuestro trabajo, la provisión diaria de que disponemos, y muchas cosas más, son motivo diario de agradecimiento. Por supuesto que en algún momento de nuestra vida, algo nos puede faltar, pero lo demás seguirá estando allí. El asunto está en enfocarnos en todo lo que tenemos y no en lo que nos falta. Allí radica el secreto de la gratitud. No seamos como los niños que lo tienen todo y cuando les falta algo, se sienten miserables y les da una "pataleta".
La gratitud cambia la forma en que vemos la vida y a nosotros mismos. Situaciones difíciles que antes parecían intolerables e imposibles de cambiar, son transformadas. En el momento que comenzamos a sentir gratitud, la situación comienza a mejorar y podemos ver las oportunidades para efectuar cambios. Nos sentimos mejor acerca de nosotros mismos y nuestra habilidad para efectuar cambios positivos en nuestro ambiente y el mundo. La depresión se disipa, el conflicto se convierte en armonía y el estrés es reemplazado con paz.
Además, la gratitud produce salud y juventud. Observa el rostro de alguien que ha vivido con resentimientos por muchos años. Esas personas se ven demacradas y envejecidas. Entonces observa a alguien que ha vivido una vida llena de gratitud. Ellos se ven radiantes, con salud y llenos de vida. Eso sucede porque la gratitud viene del amor. Es la expresión natural de un corazón amoroso. El dar gracias propaga energía curativa. Así que, cuando expresamos gratitud nos alineamos con el poder del amor que nos sana y rejuvenece. No es posible estar agradecido y ser infeliz al mismo tiempo.
Ahora, la principal razón para vivir agradecidos es tener un Dios maravilloso, todopoderoso, justo, misericordioso y que nos ama profundamente. ¿Quién puede aspirar a tener más que eso? Los que tienen a Dios en su corazón, son todos igualmente ricos, porque esa es la máxima riqueza posible en este mundo. El Señor es nuestra eterna fuente de bienestar y cuando recurrimos a Él, ya sea en gozo o tristezas, pero con una actitud de agradecimiento, comenzamos a trascender los límites de la existencia física y terrenal, para anclarnos en la existencia sobrenatural de vida abundante y amor infinito que durará para siempre.
Debemos dar gracias por los eventos y desafíos que se presentan en la vida, sabiendo que a través de ellos estamos siendo bendecidos con sabiduría y experiencia. El mismo hecho de que demostramos gratitud transforma cualquier experiencia negativa en una positiva. Demos gracias a Dios por todo.
Marcos 8:67
Entonces mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó en sus manos los siete panes y, habiendo dado gracias a Dios, los partió y se los iba dando a sus discípulos, para que ellos los repartieran entre la gente, y así lo hicieron. Tenían también unos cuantos pescaditos; Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y también mandó repartirlos.
Lucas 2:38
Ana se presentó en aquel mismo momento, y comenzó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.
Lucas 17:16
Y se arrodilló delante de Jesús, inclinándose hasta el suelo para darle las gracias. Este hombre era de Samaria.
Lucas 22:17
Entonces tomó en sus manos una copa y, habiendo dado gracias a Dios, dijo: Tomen esto y repártanlo entre ustedes.
Lucas 22:19
Después tomó el pan en sus manos y, habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos, diciendo: Esto es mi cuerpo, entregado a muerte en favor de ustedes. Hagan esto en memoria de mí.
Juan 6:23
Mientras tanto, otras barcas llegaron de la ciudad de Tiberias a un lugar cerca de donde habían comido el pan después que el Señor dio gracias.
Juan 11:41
Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado.
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